jueves, 2 de agosto de 2012

Explotación y Discriminación


El gran desafío de nuestra organización sigue siendo la mayor participación, integración y adhesión de las mujeres al interno de la misma, más allá de la simple presencia en actividades coyunturales como movilizaciones, asambleas, debates, etc.

Las mujeres SOMOS EXPLOTADAS, por ser pobres y por formar parte del conjunto de los oprimidos por este modelo de Estado. Así también, SOMOS DISCRIMINADAS, porque dentro de nuestra propia clase somos excluidas por ser mujer. Ejemplo: nuestra militancia es generalmente desmeritada en la sociedad, porque “seguro salimos a hacer otra cosa”, etc. Dentro de la discriminación está también el trabajo doméstico que va reproduciendo una fuerza de trabajo que permite el mantenimiento diario de quienes todos los días recurren a sus labores. Por lo tanto, son los explotadores quienes efectivamente se benefician con este servicio y para que las mujeres cumplan con los roles que la sociedad le ha asignado, que ligados a los sentimientos (de madre, esposa, hija, etc) desaparecen como TRABAJO.



La mujer, una trabajadora a tiempo completo

En este día internacional, Vidalina Rojas, madre y docente, reflexiona acerca de la carga laboral que sobrelleva el sector femenino actualmente. La experta en género Karina Batthyány advierte sobre este grave problema social.

Trabajo remunerado. En la escuela, Vidalina pasa gran parte de la mañana y la tarde. | José Bogado
Trabajo remunerado. En la escuela, Vidalina pasa gran parte de la mañana y la tarde. | José Bogado

Para cumplir con su rol de maestra, Vidalina Rojas (37) sale con destino a la escuela Félix Romualdo Talavera, ubicada en el asentamiento San José 1 de Ñemby, puntualmente a las 6.40 de la mañana. Como la institución queda a solo 12 cuadras de su casa, no necesita más tiempo para llegar hasta ahí.
A las 11.00, cuando el primer turno que tiene a su cargo termina, recoge sus cosas, toma un colectivo y vuelve a su casa, esta vez para ejercer el rol de madre. En pocos minutos almuerza con su hijo Moisés, de 6 años. Enseguida lo prepara para la escuela y, esta vez juntos, toman un colectivo para ir a la escuela. "A la siesta hace demasiado calor para caminar", dice mientras sirve un plato de comida preparada por Delia, una joven estudiante de Enfermería a quien paga por trabajos domésticos, pero sobre todo por cuidar de Moisés.
"Es muy poco realmente lo que le pago, pero por lo menos nos ayudamos mutuamente, nos distribuimos las tareas de la casa, ella cocina el almuerzo y yo la cena", cuenta Vidalina.
Como muchas mujeres, ambas dividen su día en responsabilidades públicas y privadas. Como docente, Vidalina invierte gran parte de su día en la escuela; de mañana en el sexto grado y por la tarde en el cuarto. Al terminar la jornada no siempre va directamente a casa, ya que como dirigente de la Organización de Trabajadores de la Educación del Paraguay (OTEP) tiene múltiples responsabilidades.
"Para ser madre, docente y dirigente sindical hay que estar bien organizada, porque conjugar esas tres tareas cuesta muchísimo", reconoce a la vez que señala que todas ellas son necesarias.
"Si yo no tuviera trabajo, con mi marido no íbamos a poder solventar la casa, porque las cosas ya no son como antes. Nosotros no tenemos tierra para cultivar, por eso tenemos que salir a comprar los alimentos necesarios para el consumo diario. Si no hacemos eso no vamos a poder sobrevivir", dice y repite que "no es fácil".
DIVISIÓN SEXUAL. La autonomía económica es la capacidad que tienen las mujeres para generar ingresos a través de un trabajo remunerado, el cual, en teoría, se lleva a cabo en igualdad de condiciones que los hombres. Si bien esta supuesta igualdad se cumple cada vez más en los espacios públicos, sigue siendo una utopía en los espacios privados.
En general, la mujer sigue siendo la principal responsable de la educación y del cuidado de los hijos, tareas que sumadas al trabajo que realizan fuera de la casa la convierten en trabajadora a tiempo completo.
Según la uruguaya Karina Batthyány, doctora en sociología y magister en desarrollo regional y local, la división sexual del trabajo es un grave problema social, muchas veces invisibilizado por los modernos discursos de género.
Batthyány -quien vino a Paraguay para participar del seminario Protección Social, Cuidados e Igualdad de Género, realizado semanas atrás en Asunción- considera que si bien la división del trabajo ha sufrido transformaciones, estas se observan sobre todo en el campo de la vida pública, no en la esfera privada.
"A las mujeres les fue asignado desde siempre el mundo de lo privado, entonces se supone que las mujeres nos tenemos que hacer cargo de la casa, de la familia y del cuidado de los niños", indica.
No obstante, la naturalización de estas funciones en la mujer puede ser revertida, señala.
"Parece que las mujeres nacemos sabiendo barrer, planchar o cocinar. Pero también se puede incorporar a los varones a ese mundo del trabajo reproductivo, ya que lo que se pretende en definitiva es compartir las tareas", manifiesta.
Vidalina, quien en ocasiones cede la responsabilidad de la cena a su marido, considera que "ahora los hombres ayudan un poco más". Pero reconoce también que todavía es insuficiente.
"Hay ámbitos donde el marido trabaja y luego viene a la casa para descansar mientras la mujer continúa con los trabajos domésticos. O si no, va a jugar partido mientras nosotras seguimos trabajando. Mientras nosotras tenemos que ver la atarea de los hijos, porque si ellos no hacen la tarea es culpa de la mamá", reflexiona.
Como madre y trabajadora sabe que la igualdad de género supone un cambio social, al cual contribuye, sobre todo, desde el aula. "En mi clase no hay eso de que las nenas tengan que barrer mientras los nenes juegan", asegura.
Día Internacional de la Mujer | EDICION IMPRESA | Jueves, 08 de Marzo de 2012, Ultima Hora

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